lunes, 15 de octubre de 2007

Violencia cotidiana: develando algunos sutiles factores

(Varios de  los planteamientos aquí expuestos se refieren a fenómenos, al parecer,  ampliamente extendidos y "emergentes" ; como la relación entre delincuencia masculina y status de la mujer. Los hemos visto  planteados en un artículo de Eleanor Mills en "The Sunday Times" , año 2013,  en base a un discurso de la parlamentaria británica Diane Abbott , titulado "La crisis de la Masculinidad"). 

Hace poco, leíamos que, en un país europeo, cierta unidad de comandos de infantería del ejército experimentó un verdadero shock al intentarse la incorporación de algunas mujeres a esa unidad (los hombres "se sintieron heridos en lo más íntimo y declararon que esa unidad "moriría" con esa medida").
En México, se especula que tras el presunto aumento de los crímenes contra mujeres en Ciudad Juarez -verdad a medias, porque han aumentado allí las víctimas masculinas en igual o mayor proporción- estaría el "odio machista", de varones despechados frente a cierto empoderamiento femenino, en el marco de una cultura tradicional.
En suma, parece efectivo que ciertas incursiones femeninas en algunos ambientes masculinos generan una reacción de rechazo por parte de muchos hombres, y no solo en el tercer mundo. ¿Condenaremos elevada y enérgicamente esas reacciones propias del "chauvinismo machista" ...o tal vez nos atrevamos a analizar un poco más el fenómeno? Veamos:
(anotemos antes que está pendiente un análisis imparcial del concepto mismo de machismo, sus dimensiones y matices, definiciones teórica y operacionales, verificación, etc...; todo postergado por la enorme utilidad ideológica estigmatizante que implica su misma vaguedad: recuerda al antiguo "comunismo"en lo primero y al ubicuo "éter" de la pre-ciencia en lo segundo).

Las reacciones machistas probable y seguramente tienen componente o transfondo egoísta-narcisista (no sólo las masculinas) pero también pueden estar reflejando una alarma por amenazas a la equidad social en general. Especialmente al delicado "equilibrio de poderes", factual, en las relaciones intergéneros. Frágil balance que, todo parece indicarlo así, es justamente de ese modo percibido entre las mayorías masculinas : como un "equilibrio" y no un desbalance.

Adicionalmente, esas incursiones femeninas pueden ser consideradas, desde la perspectiva masculina, como una peligrosa exacerbación del ambiente de competencia social, al incorporarse formalmente a la lucha por la vida, nada menos que a una mitad del género humano; porción antes más involucrada en actividades de cooperación que de competencia . Y no es improbable que la visión masculina resulte correcta: de nuevo, no puede negarse al menos la posibilidad de que haya allí una enorme pérdida potencial, histórica, para la humanidad.
Así, y paradojalmente, este machismo podría tener efectos netos "progresistas", al plantear barreras culturales al creciente individualismo.El correlato de los opuestos efectos prácticos concretos, "allende lo discursivo", potenciadores de la competencia y el individualismo, propios del feminismo actual (una socióloga feminista reconocía que "desde hace algunos años el movimiento ha comenzado a priorizar el individualismo más que la solidaridad").

Y a este respecto, obsérvese el nivel de conducta y lenguaje de algunas mujeres jóvenes de hoy, mostrando su radical ruptura con los viejos esquemas de feminidad e "inflando" así desproporcionadamente su "lado masculino"; persistentes y rígidas en su determinación de competir y alcanzar metas, con todas las implicancias sociales que conlleva tal fenómeno, y además beneficiándose de la vigencia real de esos invisibles tabús profemeninos, este nuevo tipo humano suma ventajas en el despliegue de su competitividad y consecución de esas metas ).¿ No era ya bastante el contar con los tipos masculinos ásperamente competitivos .. y tener que soportarlos ?

Pero hay que decir también que ese tipo humano femenino nuevo, nada atrayente en verdad, podría constituir una minoría ; más combativa, "eficiente" y visible, pero numéricamente inferior a esa otra ¿mayoría silenciosa? de mujeres menos competitivas y más tradicionales. Este último tipo (con todas las limitaciones de usar un esquema dicotómico) probablemente esté ejerciendo, en determinados ambientes laborales e institucionales, esos efectos favorables postulados por algunas corrientes feministas, que recogen y aprecian las características "típicas" de lo femenino. Serían esos efectos : una disminución de la competividad y rigidez, propia de medioambientes exclusivamente masculinos y una cierta "dulcificación" de los mismos. Sería injusto negar que esos efectos probablemente son reales (y serían suceptibles de aprehender y dimensionar, mediante investigaciones desideologizadas) . Serían entonces efectos que obligarían a matizar los negativos que hemos venido planteando, dada la trascendencia de los primeros; de cualquier manera, deberían ser considerados en conjunción con los otros, pro-individualismo y competencia, antes señalados .
Aunque ese efecto favorable en ambientes ya muy agresivos, no parece replicarse en otros: hemos visto investigaciones mostrando que los empleados promedio en la administración pública, no encuentran diferencia mayor entre jefes varones y mujeres.No habría allí, luego, un aporte específicamente femenino en "humanizar" ciertos ambientes.

En cualquier caso, esa dicha actitud femenina juvenil rupturista, parece tener importante efecto dominó en las conductas juveniles masculinas, como luego se indica, y constituye parte importante del visible deterioro de la convivencia y sociabilidad, sobre todo en los espacios públicos urbanos.

Por otra parte, muchos hombres perciben -todo indica que correctamente, a pesar de cualquier ideologizado argumento- que una mujer promedio casi siempre tendrá la alternativa vital de ser madre, esposa o por último amante, para obtener identidad, legitimidad social o al menos sustento. No así el varón promedio, el que debe sine qua non justificar su presencia en la sociedad, a través de la actividad extrafamiliar y el trabajo. Estas circunstancias sin duda están en la base de la mayor tasa de conflictividad de los varones jóvenes.

En suma, puede haber en la reacción machista una dosis de profunda, "instintiva" alerta frente a otros daños potencialmente graves para ese equilibrio social intergénero, traducido en inestable equidad (pero éso: equidad, al fin y al cabo). Sin negar que esas reacciones incluyan componentes "indeseables", los resultados no necesariamente lo son, como ocurre con frecuencia ; vgr.: el mismo espíritu de lucro, hoy tolerado y fomentado.

Consideremos también que las alternativas para diferenciarse y lograr la dicha identidad de género (que suponemos componente fundamental de la identidad personal; ¿ concordarán los y las feministas con este aserto? y si no: ¿qué ?) se han ido paulatinamente estrechando para los hombres, por esa incursión de mujeres en actividades que, entre otras cosas, tenían la función latente y simbólica de servir precisamente para diferenciar genéricamente.

Así, ¿cuantos muchachos no entraban al ejército para "encontrarse a sí mismos", en términos de identidad masculina?
Y nótese algo fundamental: estos jovenes inseguros de su identidad de género y que buscaban así reforzarla, probablemente son, o eran, los menos "machos" biológicamente, los más "débiles" en cierta medida (los hombres "alfa" o los "YY" no necesitan mayormente esos refuerzos). Son así aquéllos los más afectados, y los que más abundarán posteriormente entre los devenidos no-heterosexuales, luego del fracaso de esa construcción de identidad ; es decir, esta categoría será mayoritaria entre los que probablemente no formarán familia (o al menos familia que procree y se reproduzca) : han devenido parte de la especie humana que no transmitirá sus características :"en extinción". Paradoja enorme: la sociedad tradicional, reforzándoles, aún artificialmente su identidad, lograba que estos tipos humanos, probablemente más tolerantes, "cristianos", menos agresivos y a veces mejores esposos, se prolongaran en la humanidad.

Ese "endurecimiento" en el proceso de conformación de la identidad de género parece tener otras dimensiones. Así, en la medida en que desaparecen los símbolos de identidad masculina fácilmente disponibles, ocurriría que: A) los varones jóvenes renuncian, en alguna medida, a la construcción de su identidad de género (y de aquí, como se dijo, la proliferación de quienes se "reconocen" gays) o B) se esfuerzan por encontrar esa identidad de otras formas; ¿cómo? : exacerbando las dosis "puras" de masculinidad, lo que implica.... mostrarse más violentos, más agresivos e individualistas.
Así, en ambientes juveniles donde abundan mujeres jóvenes agresivas, malhabladas, y a veces hasta violentas físicamente ¿qué atractivo podría ofrecer como potencial pareja un muchacho tímido, o siquiera medianamente "correcto"? . El triunfo será para los más alejados de esas categorías y , contrariamente, cercanos a las otras: los "machos dominantes".

Todo ésto simplemente puede estar implicando una espiral perversa de mayores y mayores dosis de agresividad.
Y no resulta difícil suponer su incidencia en el individualismo, egoísmo y delincuencia, tan dramáticamente generalizados y cotidianos en nuestras sociedades modernas (aunque las más avanzadas casi no los experimentan: han "solucionado" el problema de la delincuencia mediante la dramática disminución de su población joven; fenómeno que es parte esencial de esa misma dinámica, y que está implicando el "marchitamiento" de la sociedad toda, no sólo del estado, como supuso Marx).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Empiezo por felicitarte por tu articulo de "Mujeres y niños primero...", pero en este artículo en donde comento estas mezclando 2 cosas muy distintas: la igualdad entre hombres y mujeres y los lugares simbólicos exclusivos para hombres y mujeres.
Como sabrás, las exigencias económicas tanto por necesidad como por realización personal ya son efectuadas paulatinamente y simultáneamente por los dos integrantes de la pareja, y para nada tiene que ver con la intervención en los lugares exclusivos genéricamente para hombres o mujeres.
Es infantil pensar en mantener un margen de separaión tipo "Club de Toby" de las mujeres en escenarios públicos como estadios de futbol o el ejercito. solo se ponen baños de hombres y mujeres y todo solucionado.
Me da la impresión de que estas racionalizando algo de machismo por oponerte al feminismo radical y revanchista, pero no puedes aprovechar la historia parcialmente. Vas por buen camino, solo hay que ser un poco mas objetivo.